Escrito por Yunah Bvumbwe, Girls' Globe
Este artículo apareció originalmente en Girls' Globe. Publicado con permiso.
Ser una mujer joven que vive en una comunidad rural o remota puede ser muy desalentador. Tienes que luchar incansablemente para liberarte de las garras de la estigmatización sociocultural y tener algún sentido de autonomía sobre tu sexualidad.
La situación se agrava por la falta de acceso a métodos modernos de planificación familiar. El problema radica en que, a la hora de idear intervenciones sexuales y reproductivas para mujeres y adolescentes, nuestros gobiernos siguen confiando enun enfoque de "talla única ".
Pero las mujeres de las zonas rurales tienen estilos de vida y retos diferentes a los de las mujeres que viven en comunidades urbanas.
Cuando se trata de salud sexual y reproductiva, la talla única no tiene sentido. La talla única no es suficiente.
En Zimbabue se pasa por alto el hecho de que las mujeres jóvenes y adolescentes de las comunidades rurales y remotas siguen teniendo dificultades para acceder a métodos modernos de planificación familiar, o incluso a una educación sexual integral. Estos temas siguen considerándose tabú, y en mi comunidad no se puede hablar abiertamente de ellos.
La situación es distinta para las mujeres y adolescentes de las comunidades urbanas de Zimbabue. En las zonas urbanas, es posible acceder tanto a la información como a los servicios a través de centros orientados a los jóvenes, organizaciones no gubernamentales y otros foros diversos.
Creo que las mujeres sólo pueden disfrutar de su salud y sus derechos sexuales y reproductivos si tienen acceso a los servicios y suministros pertinentes -incluido el acceso a anticonceptivos y a información precisa sobre cómo utilizarlos- independientemente de la zona geográfica o la situación socioeconómica.
El gobierno de Zimbabue se ha comprometido a garantizar una mayor disponibilidad y acceso a servicios integrados de planificación familiar de calidad para todas las mujeres, independientemente de su edad, estado civil y ubicación geográfica , para el año 2020.
Se ha realizado un número considerable de intervenciones. Por ejemplo, ahora contamos con un embajador de Planificación Familiar que aboga por la planificación familiar. Se trata de una gran iniciativa, pero en las zonas rurales este embajador no es visible, por lo que los problemas se tergiversan. Este tipo de intervención es relativa -beneficia principalmente a las adolescentes y mujeres jóvenes de las zonas urbanas con las que se relaciona la embajadora de la marca-, lo que la convierte en un enfoque inadecuado para las mujeres en su conjunto.
Creo que este tipo de intervención deja atrás a muchas mujeres.
Un gran porcentaje de las mujeres de Zimbabue vive en comunidades rurales. Las adolescentes y las mujeres jóvenes de las zonas rurales necesitan intervenciones con las que puedan identificarse, servicios que resuenen con su realidad particular y su nivel de comprensión existente.
Por mucho que haya habido servicios de planificación familiar y de difusión de anticonceptivos, sigue siendo absurdo que en las zonas rurales las adolescentes y las mujeres jóvenes sigan teniendo embarazos no deseados y nuevos casos de infección por el VIH. La razón es la falta de enfoques positivos y afirmativos hacia la sexualidad de las mujeres.
Por mi experiencia en una zona rural, los proveedores de servicios sanitarios no son amigables con los jóvenes y tienden a tener una percepción negativa de las mujeres jóvenes que intentan acceder a la planificación familiar. En consecuencia, las adolescentes y las mujeres jóvenes huyen de estos centros de salud porque no confían en los proveedores de servicios.
Esto es muy preocupante, ya que la confianza debería ser uno de los valores fundamentales que los proveedores de servicios sanitarios deberían esforzarse por mantener en todo momento. Creo que sería una gran idea que se establecieran centros verdaderamente acogedores para los jóvenes en las zonas rurales y remotas. Esto animaría a adolescentes y mujeres jóvenes a buscar educación sexual y a sentirse cómodas haciendo preguntas sobre los métodos de planificación familiar que más les convienen. También ayudaría a las comunidades rurales conservadoras a reconocer la planificación familiar no sólo como una prioridad, sino también como un derecho.
La salud sexual y reproductiva y los derechos de las mujeres y los adolescentes de las comunidades rurales deben ser prioritarios en Zimbabue, y el gobierno debe rendir cuentas por la aplicación de enfoques significativos y diversos para abordar los retos de planificación familiar a los que se enfrenta nuestro país. Sin esto, no será posible alcanzar los objetivos de FP2020.
